LA NOCHE EN QUE LLOVÍA Y NO TE ENCONTRABA
Sólo quería que estés aquí.
No quería un beso,
no quería un abrazo.
Sólo quería que estés aquí
y mirarte un rato,
y dibujarte una sonrisa.
No asomose ni tu brisa,
ni asomaronse los gatos.
Sólo quería que estés aquí
con tu perfume de verano
y tus enclenques manos tibias
con aroma de anís.
Nadie estaba en tu lugar,
ni dios, ni nadie,
ni la soledad, ni alguien,
nadie estaba en tu lugar.
Y sólo rogaba que estés aquí
para protegerte
y amarte más
amarte más y sin fin.
Sólo quería que estén aquí
tu perfume de verano,
de tus ojos una brisa
y el anís de esas tus manos.
Alonso Quijano
Pucallpa - 04/12